sábado, 18 de febrero de 2012

Speechless


Afortunadamente a mis 24 años no he perdido la capacidad de asombro y de hecho me impresiono cada vez más fácilmente, a veces con cosas negativas, pero también con cosas que siempre han estado allí, como el amanecer.


Todavía me impresiona cuando las amigas no contestan, cuando me dejan plantada, cuando los demás ponen mala cara sin razón aparente. Y gustosa me impresiono de ver a Madame, de lo rico que es el café, del cielo azul de mi ciudad, de la rodada #52 y de saber que el trabajo duro da frutos.

Mi mensaje es simple: no hay que dar nada por sentado.

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