lunes, 26 de marzo de 2012

Yesterday's feelings / #foreveralone

Fue como una de esas coincidencias raras (aunque hay quienes no creen en coincidencias y piensan que todo tiene un porqué).

La emoción del fin de semana me tenía embriagada desde el jueves por la noche, ya que, como la mayoría de mis amigos sabe, mi fin de semana empieza con la Rodada Urbana Nocturna. Lástima para mí, la rodada, por más divertida y relajante, fue también solitaria, y sirvió de premonición de lo que sería un inicio de fin de semana algo solitario.

Todos podemos sentirnos solos y nadie debería estar solo.

Es la soledad lo que más pesa en la vida, es pensarse aislada, sola, hablando consigo misma. Como bien lo dijo Juan Jesús Priego, la soledad humana no es buena ni es natural, no funcionamos bien por nuestra cuenta.

Sí, es fatal pensarse solos en el mundo, sobre todo en un mundo donde el tiempo es prioritario para uno mismo. Pero la experiencia, tan buena amiga ella, me ha enseñado que sólo basta alzar un poquito la voz para ser escuchados, o en otro caso tender la mano a quienes pasen por un momento así, pues nadie, nadie en el mundo, está exento de sentir solo.

Y aquí estoy en lunes, sobreviviente del fin de semana, lista para afrontar una semana más.

lunes, 19 de marzo de 2012

Pena añeja


Simplemente no tengo vergüenza. Una cosa es tener distracciones, flojera, no tener tiempo; pero en mi caso es sencillo: no tengo vergüenza.
Es como si intentara huir del Sol, del agua, de la plática amena con los amigos; como si repeliera las sonrisas o mi taza de café que religiosamente llega después de comer. Evitar todo eso sería ilógico, tonto, pues. Así que si evitar el gusto de la vida fuera un delito, me declaro culpable.

Desde que empezó el año aclaré en la primera entrada del desdichado blog que mi intención era subir mínimo una entrada a la semana, y heme aquí, con la cara roja de vergüenza por incumplir, no sólo el propósito del blog, sino la meta de cada día de la vida.

Y así lo pongo: mi cobardía llega al grado de no vivir, de no sentir el calor recorriendo la espalda, el impulso eléctrico que guía las palabras desde Dios sabe dónde hasta los dedos de la mano izquierda, cuyo propósito siempre ha sido y será el mismo: lograr que la pluma roce el papel y la tinta le dé sentido a todo, absolutamente todo: el viento en la cara, al abrazo de papá, la sonrisa compartida de una nueva amistad.

Me tardo demasiado pensando en algo que merezca la pena todo esto, y ese algo bien puede ser cualquier cosa, ese algo es la vida, el mundo y las personas a mi lado. "Ya no más, por favor", me digo a mí misma, ya no más procrastinación del vicio que siempre me ha perseguido, a escribir, pues.

viernes, 2 de marzo de 2012

Logros y desmotivaciones

Durante estos días recordé porqué no me gusta asistir a cursos y talleres que seguramente ocuparán otro renglón en el Currículum Vitae. Dichas actividades son siempre una oportunidad más de aprender algo nuevo, de sobresalir con ideas novedosas, de ser el centro de atención, ni digamos hacer nuevos amigos, conocer gente "del medio", aunque sepa la bola cuál medio es ése.

No, no me gusta sacar a relucir mi carrera y mi poca o nula experiencia, mis metidas de pata o mis actuales funciones y disfunciones en "x" o "y" lugar. Pero entiendo porqué a los demás sí les puede encantar decir una vez más, por qué no, que tuvieron la suerte de estudiar en el extranjero, irse de "vacacioncitas" a Londres, no Matehuala; no, Londres; los altos puestos que han ocupado o la brillante carrera que tienen por delante.

Me da asco cómo la gente tiene la voluntad de alzar el cuello, larga y orgullosamente, y decir "he hecho esto y aquéllo, éste soy yo". Pues sí, me da asco porque simplemente logro sentirme como una pequeña chinche a punto de ser aplastada, y después me siento aplastada y luego ya no me distingo entre la caca del pavimento.

Lamentablemente no todos hemos tenido las mismas oportunidades, ni hayamos vivido las mismas experiencias ni hayamos, quizá, tomado las decisiones correctas; no quiere decir que no tengamos grandes aspiraciones.

En mi defensa no puedo decir gran cosa, simplemente que trato de pensar que cada momento de la vida tiene una razón de ser y mientras puedo forjar sueños e ilusiones mientras encuentro a las personas adecuadas para compartirlos.