viernes, 25 de mayo de 2012

Bagaje genealógico

Escogí "bagaje" como título de la entrada porque si uno va directo al diccionario verá que habla tanto de carga, ya sea de conocimientos, equipaje, como de una persona inútil.

Cuando una tiene la fortuna de contar en su familia con personas que a lo largo de su vida y con todas las gotas de su sudor se han ganado un reconocimiento por su esfuerzo, carga en su corazón un orgullo tan grande que puede sólo ser equiparado con una responsabilidad no querida pero bien impuesta por la sociedad.

Así como da gusto cuando te preguntan "¿a poco él es tu papá?" y tú orgullosa dice fuerte y claro "SÍ", así de grande se siente la vergüenza cuando por azares del destino (que muy filosóficamente es una frase sin sentido) te ves relacionada y laboralmente ligada con gente que espera de ti, joven, sin mucha experiencia y con mucho temor, lo que fácilmente esperaría de tu progenitor.

Quisiera decirles que desafortunadamente la genética no hizo justicia, pero no se puede. Se tiene ese deber de alzar la cara, pelar la mejor sonrisa y retribuirle al apellido el respeto que tantos años le han tomado ganarse.

lunes, 14 de mayo de 2012

Cuestiones cardíacas

Una chispa bastó para dar arranque al complejo andamiaje que haría posible ver, respirar, crear; vivir, pues.

Los primeros años de vida de Cipriana los sobrellevó sin mayores sobresaltos. fueron tiempos fáciles llenos de risas, llantos, boletas de calificaciones, abrazos maternos y consejos paternos.

Cipriana amaba la vida, la luz, el color, ¡qué emoción más grande la de vivir plenamente! Lástima de la arritmia que vendría a ocasionar un cortocircuito que nadie esperaba.

Algo en los engranes del corazón no iba del todo bien. Le diagnosticaron repentinos  cambios de voltaje que provocaban un peligroso cosquilleo en el corazón, vértigo en los sentidos y una angustia ante la alerta un poco exagerada de "muerte súbita".

Le recetaron medicamentos y una serie de recomendaciones como no corra, no ande en bici, no haga deporte extremo, evita sustos repentinos, no permita que le hagan fiestas sorpresa, aguas con la adrenalina a la hora del examen profesional, y cuidadito con eso del enamoramiento o cualquier otra cosa que pueda poner en riesgo ese corazón.

Sin más opciones o alternativas, Cipriana se hizo de tripas corazón y optó por hacer caso omiso a lo debido. Corrieron los años, rodaron las bicis, hubo falsas alarmas, emergencias familiares, llegaron a casa el título y cédula profesionales, y el enamoramiento fue inevitable.

De vez en cuando palpita de manera irregular el corazón. Un respiro, una pastilla y todo de vuelta a la normalidad.

Un día habrá otro chispazo y se disparará el voltaje que pare la maquinaria, nada podrá evitarlo. Mientras, se sigue poniendo a prueba la resistencia con uno que otro sobresalto de emoción.