sábado, 11 de diciembre de 2010

Dale, dale, dale, no pierdas el tino...

Las compras navideñas pueden ser muy estresantes, no sé si sean las interminables filas, los vendedores malencarados, los precios astronómicos o la ropa fea. No sé, no podría decidirme. Pero sí puedo decir que un factor fundamental es no poder regalar cosas lindas por la falta de dinero. Mis regalos de este año se limitan a... una serie de decepciones y cosas poco prácticas que seguramente no harán la diferencia ni permanecerán como lindos recuerdos navideños.

El dinero no compra felicidad, pero sí proporciona facilidades. Y no es que esté diciendo que esto me haga infeliz, no, sí lo hace. Alguien en mi posición... no sé cómo se supone que deba reaccionar.

Por cierto, terminé el tercer nivel de italiano con 9.4.

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