lunes, 2 de abril de 2012

Terrorismo intelectual


Típico que te están diciendo un montón de cosas que tienes que hacer y tú distraída pensando en tuits estúpidos o en Yogo o en yo qué sé, y al final de la ENORME lista de pendientes no tienes idea de qué hacer. O bien, el dictador (de encargos, obvio) piensa que una procesa con Intel Core Duo o algo por el estilo y suelta un c h o r i z o incomprensible que sólo se digeriría con un buen Alka Seltzer.

La situación anterior es de lo más normal y común y a cualquiera la puede pasar, tanto en casa como en la escuela y, para fastidiarla de verdad, en la oficina. Digo, no tiene de malo, excepto sus consecuencias cuando hay mucho de por medio, como la reputación y la temida pero quizá inminente etiqueta de "tonta".

Una no se pasó toda la vida (15 años de colegio) y cuatro de universidad para un día terminar siendo "la wey esta" o "la otra tonta". Pero cuando se sabe que uno de los pecados intelectuales que NO se debe cometer, que DEBE una evitar a cualquier precio, termina siendo víctima de lo que llamo "terrorismo intelectual", más parecido al bullying, cuyas armas más eficientes son los insultos a terceros con copia a la interesada, o una buena dosis de todo lo contrarios a las enseñanzas de la PNL, con un alto contenido de negativas hacia el trabajo elaborado, según su conciencia, lo mejor que se pudo.

Mi mejor consejo: haga sus tareas lo mejor que pueda, ponga los sentidos y la tecnología de su lado, y si eso no es suficiente, no se deje abrumar, al final que todos metemos la pata y nunca vamos a estar a la altura de los demás.

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